Hoy no aprendí, nada
Sebastian Chavarry (9/14/2018)
En efecto, les dije a mis padres que hoy no
aprendí nada en clases, a pesar de estar sentado en mi pupitre escuchando a mis
profesores explicándome distintos temas interesantes. Pero, no aprendí nada.
Probablemente sea una frase muy repetida por muchos alumnos hoy en día (también
me incluyo durante mi etapa secundaria). Y la verdad muchas veces recurrimos a
esta frase para evitar hablar con nuestros familiares. ¿La razón? De mi
experiencia podría deducir dos posibles razones.
Una que simplemente queremos irnos a nuestra
habitación y hacer cualquier cosa, menos hablar sobre algo académico, debido al
cansancio. Y la segunda que simplemente no nos apasiona lo que aprendemos en
clase, y asistimos por obligación como si fuera una sentencia y al final
queremos evitar cualquier contacto con esta “prisión”. En lo que me concierne,
he podido observar que lo que más predomina en las aulas es la segunda.
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¿Por qué me debería importar la revolución rusa
si al final voy a estudiar ingeniería? O, ¿Por qué debería concentrarme en
matemáticas si no es algo útil en la vida cotidiana? E inclusive en mi familia,
escucho desde mi familia (la cual me exhorta que estudie “algo practico”) que
deje de leer obras literarias, o libros de historia de autores de renombre, por el simple hecho que no es algo practico para la universidad. Es
por ello que una vez me cuestione, ¿El peruano menosprecia el conocimiento?
La explicación que trate de darle a todo esto,
por lo menos en el caso de mi familia fue que al menos mi padre nación en
provincia de una familia de condiciones humildes y es ingeniero egresado de la
Universidad Nacional de Ingeniería, y vivió la época del terrorismo durante su
juventud. Por lo cual, tomando en cuenta su contexto, inferí que el hecho de
vivir en una época de terror, en la que ni siquiera podías confiar en el
ejército ni en los políticos, uno debe
aprender a sobrevivir. Por lo tanto, una teoría como los derechos humanos,
no sería de mucho interés para una persona de estas condiciones.
Y es que es evidente que, en el Perú, hay una
alta tasa de diferenciación social. Y
más allá de hablar sobre el impacto social o económico, algo que me preocupa de
la sociedad de hoy en día es el aspecto
intelectual. Quizás no sea la mejor época intelectual del Perú como en los años
30 con intelectuales como Mariátegui o Haya de la Torre, o quizás una
“Ilustración peruana”. Y es que el problema radica en el pensamiento de las personas.
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Cada vez los jóvenes, nosotros, nos hemos
malacostumbrado a ir a nuestras clases simplemente por obligación y no para cumplir el verdadero objetivo de la educación: Aprender. El conocimiento es una joya bella, el conocimiento es
apasionante. Y tristemente muchas personas no lo valoran. Muchas jóvenes van a
colegios sumamente caros, y al final solo van a dormir en clase u otros van
para actuar como manyados . Desde que entré en el Bachillerato,
empecé a valorar cada clase, es decir, cada tema nuevo es interesante de
aprender y ninguno es “pérdida de tiempo” como muchos dicen. Por supuesto que
el colegio es un lugar integro para tanto aprender, socializar y desarrollar
distintas capacidades útiles para la vida, no obstante, esto no significa dejar
de lado el objetivo que un profesor busca cuando está en una clase. Una vez escuché que una persona que va al colegio para no hacer
nada es como un ladrón, pues les roba a sus padres el dinero que invierten para
que ellos puedan recibir una buena educación. Entonces, ¿Eres un ladrón?
Imagenes extraídas de:
Imagen 1:
https://www.psychologytoday.com/us/blog/freedom-learn/200909/why-don-t-students-school-well-duhhhh
Imagen 2:
https://www.vix.com/es/identificacion/173489/keep-calm-and-6-sensaciones-que-solo-un-estudiante-entendera
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